INSTRUCCIONES FINALES DE UN PADRE A SU HIJO
- Pastor Manuel Sheran
- hace 4 días
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Pr. Manuel Sheran
1º Crónicas 28:9 Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; más si lo dejares, él te desechará para siempre.
20 Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.
Cada uno de nosotros llegará al final de sus días. Y al llegar ese momento, ¿qué diremos a nuestros hijos? ¿A nuestros seres queridos o aquellos que estén cerca de nosotros?
En el pasaje de hoy, David se encuentra en ese momento de transición generacional. Y después de haber dado instrucciones al pueblo de guardar el pacto con Jehová, ahora se dirige a su hijo para darle sus palabras finales. En ellas David le dice lo siguiente:
1. RECONOCE AL DIOS DE TU PADRE
David esta interesado en que Salomón conozca a su Dios. ¿Como es ese Dios? El libro de los Salmos nos da un vislumbre de lo que Dios era para David. El Salmo 23 dice Jehová es mi pastor. Y en muchos otros salmos de David, Dios es presentado como guardador, abrigo, omnipotente, castillo, esperanza, refugio, etc. Ese es el Dios que David quiere que Salomón conozca. ¿Por qué? Porque David ha sido un hombre probado. Un hombre que ha estado arriba las mismas veces que ha estado abajo. Ha experimentado la tristeza, el abandono, el marginamiento, la persecución, las consecuencias del pecado, el dolor de la muerte. Asi como también el consuelo, la fortaleza, la victoria y el gozo de Dios. Sin importar que situación David hubiera pasado, Dios siempre estaba con El. Por consiguiente, David quiere que Salomón conozca a este Dios personal. Pero no solo eso.
2. SÍRVELE CON UN CORAZÓN PERFECTO.
David quiere que Salomón no solo conozca al Dios de su padre, sino que también lo sirva con un corazón perfecto.
La palabra perfecto que se usa aquí es la palabra Salem. Esta palabra es la raíz de la palabra Shalom que significa paz, plenitud, seguridad, perfección y santidad. De esta misma se deriva el nombre Salomón que significa pacifico.
David ha sido un hombre de guerra que ha traído paz al reino de Israel. Por esa razón dice el verso 3 que Dios no le concedió construir el templo. Pero entonces, le agrado a Dios que la estafeta pasara a alguien más pacifico. Y Salomón, el pacífico, es el candidato ideal.
El reino de Salomón debía ser lo opuesto al de David. Un reino de paz en el que el pueblo se dedicara a servir al Señor sin la presión de tener que derrotar a sus enemigos.
Anteriormente los Israelitas tenia todo tipo de obstáculos para servir al Señor. Recordamos a Goliath quien salía a la hora de los sacrificios a perturbar la paz de Israel. Sin embargo, ahora el Señor había acabado con todos sus enemigos por mano del aguerrido David. Ahora tenían el terreno allanado para amar y servir a Jehova con un corazón perfecto, apacible, pacifico.
David luego, le da una tercera instrucción a Salomon y le dice:
3. CON ANIMO VOLUNTARIO.
Han pasado varias generaciones desde que el pueblo de Israel salió de Egipto. Lo suficiente para olvidar los testimonios de primera mano que tenían los primeros pobladores de Canaán acerca de los fabulosos milagros de Jehová para con su pueblo al sacarlos con brazo poderoso de la esclavitud de casa de de Faraón.
El pueblo estaba tan familiarizado con estos relatos que corrían el riesgo de considerarse como fabulas del imaginario social. Lo que los llevaría a practicar todas las ordenanzas del pacto únicamente por tradición y costumbre, mas no por convicción.
David se encarga de blindar a su hijo en contra de la fe vana. La fe muerta. Aquella que hace las cosas mecánicamente, solo porque eso se ha hecho toda la vida. O porque se espera que lo haga asi, porque eso es lo socialmente aceptable.
David le dice a Salomón, debes reconocer a Dios y servirlo con un corazón perfecto, pero no porque eres mi hijo, porque eres Israelita y eso es lo que hacemos, porque eso esperan de ti. Sino porque en verdad le conoces y le amas.
Posteriormente le hace una advertencia:
Porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos
Jehová sabrá si tu fe es verdadera. Si lo haces por convicción propia o solamente por tradición, por presión social o por compromiso. Jehová sabe todas estas cosas y no lo puedes engañar.
David quiere que su hijo conozca todas estas cosas porque hay algo que David no puede hacer por Salomón. Y eso es salvarlo.
En cuanto a la salvación respecta, cada ser humano debe responder personalmente delante de Dios por sus pecados y por amarlo de corazón. Algún día, Salomón tendría también que comparecer delante de ese trono. Y al estar en la presencia del Dios omnisciente, el escrudiñaría su corazón y discerniría todo intento de pensamiento. Escapar a su conocimiento seria inútil. Por tanto, Salomón debía procurar mientras viviera: conocerle, amarle con corazón perfecto y con animo voluntario. Para que en el día del juicio, Jehová pudiera ver que su corazón fue recto delante de El y le otorgara asi todas las bendiciones asociadas al pacto que hizo con su padre David.
Sin embargo, David termina recordándole a Solomon la promesa dicotómica de ese mismo pacto. Esta es: si le buscas lo hallaras. Y si lo desechas el te desechara para siempre.
Las palabras de David para Salomón encierran todo lo que un cristiano verdadero, nacido de nuevo y miembro bíblico y fiel de una iglesia verdadera desea para su hijo, sus familiares o seres queridos que un no conocen al Señor. Esto es:
Que conozcan al Dios que nosotros amamos y servimos. Que le sirvan y le amen con un corazón perfecto, no por conveniencia, obligación o tradición. Sino con animo pronto. Para que cuando le busquen puedan encontrarlo.
De manera que, en el día del juicio final, no tengan que sufrir en el tormento eterno del lago de fuego reservado para aquellos que no se arrepienten de sus pecados y no buscan al Señor.
Por el contrario, que al conocer al Señor y amarlo con un corazón perfecto y animo voluntario puedan disfrutar la bendición de la vida eterna junto a todos aquellos que le amamos y buscamos su rostro.
Amar al Señor con corazón perfecto y animo voluntario es algo que es más fácil decirlo que hacerlo. Porque somos simples mortales, y aun tenemos un remanente de pecado en nuestro cuerpo que nos aleja de los afectos espirituales. Y que en lugar de eso nos lleva continuamente a buscar las cosas que nos dan placer terrenal.
En ocasiones podemos llegar a sentirnos que la vida espiritual se aleja cada vez mas de nosotros. Pero debemos recordar que por nuestras propias fuerzas es imposible dejar nuestro pecado y buscar las cosas espirituales. Es por medio del poder del Espíritu Santo morando en nosotros que seremos capaces de alcanzarlas. Por eso, las ultimas palabras de David para su hijo son de ánimo. El dice en el verso 20:
Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.
A pesar de que nosotros no se nos ha encomendado construir un esplendoroso templo físico como a Salomón, El Señor si nos ha encomendado la tarea de edificarnos unos a otros como piedras vivas en la casa de Dios (1 Pe 2:5-9). Y para esta tarea para la cual ninguno de nosotros es suficiente, el ha prometido estar con nosotros hasta el fin del mundo (Mat. 28:20).
Al meditar en estas cosas es mi oración que estas palabras de un padre al final de sus dias nos inspiren a vivir con un propósito eterno y dejar una herencia de fe en aquellos que amamos.
Que anhelemos como David que nuestros hijos y seres queridos conozcan, amen y sirvan al Señor con todo su corazón.
Y si tu aun no le conoces, escucha la voz de un padre que clama:
Reconoce al Dios de tu padre….búscalo, y lo hallaras.
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