Pr. Manuel Sheran
Levítico 20:3 Y yo pondré mi rostro contra el tal varón, y lo cortaré de entre su pueblo, por cuanto dio de sus hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi santo nombre.
En al Antiguo Testamento los cananeos ofrecían a sus hijos como ofrenda al dios pagano Moloc para ser quemados vivos en su altar a cambio de bendición y prosperidad.
El Señor advierte al pueblo de Israel acerca de participar en esas prácticas en el libro de Levítico. Y les dice que la sanción por esa barbarie es la enemistad de Dios hacia el que practica tales cosas, la eliminación total de él y su descendencia. Y a continuación les dice la razón: porque contaminan su santuario y profanan su nombre. Es decir, toman algo que es santo como el santuario y el nombre de Dios para convertirlo en algo sucio, malo y perverso. Realmente hay que tener la mente totalmente entenebrecida para sacrificar a cualquier persona para recibir bendición material.
Para muchos, principalmente inconversos (no cristianos) esta instrucción no tendrá validez en nuestros días porque hoy no participamos ya de esas brutalidades físicas. Sin embargo, para nosotros como cristianos, sigue teniendo validez porque a nivel espiritual esto todavía se sigue practicando. ¿De qué manera? Al permitirle a nuestros hijos ver toda clase de perversiones sin restricción. En los dispositivos electrónicos y redes sociales de nuestro tiempo. Y lo hacemos a cambio de paz y tranquilidad. Similar a las prácticas paganas de los cananeos. Y tal vez usted puede decir, “pero si lo que miran mis hijos son caricaturas, ¿qué hay de malo en eso?”
Hay un mal que se expande rápidamente en estas nuevas generaciones y son los animes. Los animes provenientes de una cultura completamente agnóstica. Estas caricaturas se encargan de adoctrinar a grandes y chicos en la normalización de las peores perversidades sexuales conocidas por la humanidad. Sodomismo, bestialismo, necrofilia, etc. Asi como también practicas satánicas, flagelación, suicidio, brujería, etc. Esto se expande rápidamente porque muchos chicos por la ausencia de los padres se refugian en sus dispositivos. Pasan tanto tiempo en ellos que carecen de las habilidades necesarias para socializar con otros chicos. Eso hace que los demás chicos los miren como los raros, retraídos y anormales. Entonces se identifican con los personajes de anime a tal grado que adoptan su personalidad. Su aspecto físico, su forma de hablar, su gestos y ademanes y hasta su forma de pensar y actuar. Cuando uno interactúa con ellos es como si estuviera viendo un personaje de estos. Luego los padres se preguntan en que fallaron. ¿Porque el niño es asi ahora? ¿si antes era tan amoroso y dulce? Porque se lo entregaron a Moloc en bandeja de plata. Porque según ellos, solo estaban viendo caricaturas.
A continuación, le comparto un video que parodia de forma exagerada estas actitudes. Pero en cierta medida emula comportamientos reales de los chicos que caen en las garras de este terrible mal de nuestra época. Si usted nunca ha visto un chico con estos comportamientos el video le ayudara a formarse una idea. Si los ha visto, sabrá de lo que esta hablando.
En conclusión, mi exhortación para todos los padres cristianos es la siguiente:
El mandato del Señor para no entregar a nuestros hijos a Moloc sigue estando vigente y sigue siendo igual de relevante. No entreguemos nuestros hijos al adoctrinamiento perverso de Satanás. Como sacerdotes del hogar seamos jueces de las cosas santas. Vigilemos lo que miran nuestros hijos. Vigilemos su aspecto, su conducta y su relación con los demás. Y si ya se han contaminado con este contenido, cerremos la fuente de contaminación. Quitémosles los dispositivos, prohibámosles el acceso a las redes y no permitamos que los accedan sin supervisión directa nuestra. Guardemos nuestros hijos de la contaminación, instruyámoslos en la obediencia al Señor y su palabra y consagrémoslos para El. Para que a su tiempo el decida salvar sus almas eternamente.
De lo contrario el Señor nos pedirá cuentas de nuestra mayordomía y su castigo por nuestra negligencia será igual al de Israel por profanar su santuario y su nombre.
Por el bien nuestro y de las almas de nuestros hijos, no los entreguemos al fuego de Moloc y honremos con nuestras vidas y nuestras familias a Jehová nuestro Dios.
Josué 24:15 (LBLA) Y si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién habéis de servir: si a los dioses que sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa, serviremos al Señor.
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